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Ven Espíritu Santo


Ven Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

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ESPÍRITU SANTO

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Causa del Sufrimiento



Causa del Sufrimiento
A partir del momento en que el hombre, comete el primer pecado, el sufrimiento hace su aparición sobre la faz dela tierra (cf. Gn 3, 16-19).
El hombre sufre a causa del mal, que es una cierta falta, limitación o distorsión del bien. Se podría decir que el hombre sufre a causa de un bien del que él no participa, del cual es en cierto modo excluído o del que él mismo se ha privado. Sufre en particular cuando « debería » tener parte —en circunstancias normales— en este bien y no lo tiene.
El sufrimiento pasó a ser una realidad intrínseca al hombre, por consecuencia del pecado original y, posteriormente, de todos los pecados cometidos por los hombres. Esto significa que el sufrimiento es arrebatado a la libertad humana y al conflicto entre el bien y el mal en el mundo. Pero, por causa del sacrificio redentor de Cristo, el sufrimiento pasó a tener un "sentido verdaderamente sobrenatural y humano, porque se radica en el misterio divino de la redención del mundo y porque en él el hombre se acepta a sí mismo, con su propia humanidad, con la propia dignidad y la propia misión."
Por eso, el sufrimiento, ya sea voluntario (ej.: la mortificación), como involuntario, pasó a ser, sobre la forma de sacrificio, una pieza fundamental en la salvación de la humanidad, mediante la participación personal y unión de los sacrificios individuales al supremo Sufrimiento de Cristo. Y esa participación implica la aceptación amorosa y resignada de los sufrimientos mandados por Dios en la vida terrenal. De hecho, San Pablo también afirmaba que va "completando en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo, a favor de su cuerpo, que es la Iglesia" (Col 1,24). Además de eso, el sufrimiento sirve también para que Dios pruebe la fe, la perseverancia y la confianza del hombre en Él, bien como para volver al hombre más fuerte y más maduro (como en el caso de Job).

BIBLIOGRAFIA
http://www.iglesiacatolica.org.gt/cns/200601.pdf
PAPA JUAN PABLO II (1984). «Salvifici Dolores». N. 11. Santa Sede. Consultado el 6 de Junio de 2009.

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PRESENTACIÓN DEL CARISMA CAPUCHINO

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